Nunca había querido preguntar al tarot sobre mi muerte, sabía que sería como abrir la caja de Pandora. Ese día sentí la necesidad imperante de sacar tres cartas, quizá ante la sensación de que no me quedaba tanto tiempo como pensaba. Las ilustraciones hablaban de un conflicto que se intentaba resolver, el as de espadas simbolizaba el arma para cumplir con el deber, el contexto era confuso, de caos, enemigos ocultos y engaños. ¿Qué podría representar? Pensé en una intervención quirúrgica que salía mal, o en el peor de los casos, suicidio. Pero en ese momento una imagen apareció desdoblándose en mi campo visual: una protesta. Percibí el ruido de los disparos, la gente corriendo, los gritos. Quise pensar que era idea mía y que mi interpretación era imprecisa. Dos semanas después de esa lectura, aprobaron la ley Naín Retamal.
Sublimaciones de un ermitaño 